El caucho deriva del procesamiento del látex, que se obtiene al seccionar la corteza de un árbol típico del Amazonas, el Hevea brasiliensis.

Es un elastómero, esto es, un material polimérico de origen natural o sintético que se caracteriza por su gran elasticidad. Esta última cualidad consiste en la capacidad para deformarse significativamente cuando se le aplica una fuerza externa y volver a adoptar su forma original.

En la actualidad, gran parte del uso del caucho natural ha sido sustituido por cauchos sintéticos, producidos mediante procesos industriales que permiten fabricar productos con el mismo rendimiento, pero a un coste mucho menor.

Historia del caucho natural

La producción fue, durante años, prerrogativa única de la cuenca del Amazonas, y esta fue una de las razones por las que muchos europeos especularon con las plantaciones brasileñas.

El caucho natural ya se conocía en Europa a mediados del siglo XIX, pero solo procedía de las plantaciones de Sudamérica.

Hasta el siglo XX no se iniciaron las plantaciones también en el sudeste asiático, donde el clima húmedo era también favorable.

La invención de la vulcanización, que suele atribuirse al estadounidense Charles Goodyear y que data de 1844, contribuyó a difundir su utilización. De hecho, el látex es inutilizable sin este proceso porque:

• Es pegajoso cuando se expone al sol, y se deshace a altas temperaturas.
• Es muy frágil a bajas temperaturas.
• Se vuelve marrón y se coagula cuando se conserva al aire.

Así, hasta hace unas décadas, era el único material gomoso y elástico del mercado.

Procesamiento del caucho líquido

Tras la recolección, el caucho líquido se filtra, se diluye con agua y se mezcla con una serie de sustancias para mejorar la resistencia mecánica y a la abrasión, en particular el negro carbón (por eso el color de los productos de caucho suele ser negro). Si se quiere evitar el color negro, se utilizan aditivos blancos como la sílice precipitada, la arcilla o el yeso precipitado.
Estos tratamientos químicos modifican su estructura, haciéndola resistente y elástica, ya que es un material inicialmente muy sensible tanto a los cambios de temperatura como a la luz:

• Se ablanda con el calor.
• Se endurece con el frío.
• El color cambia cuando se expone a la luz directa.

Vulcanización

Para estabilizar el caucho natural y hacerlo más resistente, se lleva a cabo un proceso llamado vulcanización con azufre, un proceso introducido en 1840 y que empleamos en la fabricación de nuestras conteras de caucho.

Los costes de transformación del caucho natural son elevados, por lo que, a lo largo de los años, la industria de productos de consumo ha optado cada vez más por usar el caucho sintético como sustituto del caucho natural, respetuoso con el medioambiente.

Sin embargo, no hay que olvidar que los cauchos sintéticos se fabrican a partir del petróleo, y no son respetuosos con el medioambiente. Por el contrario, el caucho es un material natural completamente biodegradable al final de su ciclo de vida.

Caucho biodegradable

El látex natural es en sí mismo biodegradable y seguro para el medioambiente, pero las sustancias con las que se trata, como el amoníaco, el disulfuro de tetrametilo y el óxido de zinc, como conservante contra la descomposición bacteriana, dificultan su reciclaje.

De hecho, los operadores de las plantas de tratamiento de aguas residuales informan de que el látex es uno de los muchos materiales perjudiciales que no se ven afectados por el sistema de tratamiento biológico.

Por lo tanto, los productos resultantes son difíciles de reciclar. Por el momento, no se ha encontrado ninguna técnica para reutilizarla conservando todas sus cualidades.

Sin embargo, puede utilizarse para fabricar productos menos elásticos con menores requisitos de pureza.

Además, también puede usarse como combustible en las fábricas de cemento y en algunas centrales térmicas, y el «polvo» fabricado a partir de gránulos de caucho reciclado. Entre los que, en particular, los neumáticos empleados, se aplican para mejorar el aspecto, la flexibilidad y la estabilidad de los campos de deporte de césped artificial.